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Epistemología no es sólo gnoseología, como ciencia no es lo mismo que conocimiento

Epistemología no es sólo gnoseología, como ciencia no es lo mismo que conocimiento

 

Popularmente en la academia [1], se confunde epistemología con gnoseología (teoría del conocimiento), y aunque la epistemología puede partir de alguna teoría del conocimiento o discutir sobre ella, de por sí la teoría del conocimiento no es epistemología. Fuera de esa diferencia, existe también una distinción entre conocimiento, saber y ciencia que es importante desarrollar.

Una teoría del conocimiento es una gnoseología, teorizando cómo el ser humano aprende lo que aprende, y así permite nuevas propuestas pedagógicas en la educación y replantea potencialidades humanas hasta el momento no valoradas u olvidadas. Además, no podemos negar que cada individuo adquiere conocimiento constantemente, no sólo dentro de la escuela, sino constantemente, en un proceso de adaptación. Ahora bien, si un saber, como puede ser por ejemplo Ciencias del Deporte y la Recreación (en adelante CDR), pretende desarrollarse por su bagaje científico, por medio de la investigación científica, lo cual la epistemología revisa que esta rama no contradiga con las nuevas y más fuertes interpretaciones gnoseológicas. Pero este saber, que intenta enriquecerse con las investigaciones, no logra una coherencia con las teorías del conocimiento por sí mismo, por lo que necesita de una reflexión agregada para discutir sobre las consecuencias, las causas, las implicaciones de la gnoseología y con todo el entorno que lo compromete, porque aun así en la revistas de investigación se demuestre nuevos hallazgos que hasta comprometen anteriores teorías asumidas como verdaderas, la costumbre de quien las enseña le dificulta asumir el nuevo paradigma, los nuevos descubrimientos que hasta pueden poner en tela de juicio todo el contenido que lo caracteriza dentro de una carrera universitaria. Allí entra la epistemología, recordando que la ciencia no es el contenido dominante hasta el momento, sino algo más trascendente, en el que valora toda teoría en búsqueda de una mayor objetividad de la naturaleza de las cosas.

Hablar de ‘saber’ nos exige diferenciarla de ciencia. Existen ciencias, como son la biología, la matemática, la física, las ciencias sociales, y aunque unas se cataloguen duras y otras blandas (y tal catalogación precisamente puede generar una discusión epistemológica), y de ellas se desprenden saberes, como puede ser la biología molecular, la veterinaria, medicina, sociología, antropología, todas ellas tratan de estar aseguradas por una objetividad que lo logra (o lo intenta) la investigación. Y hablar de qué métodos, o qué instrumentos y el por qué de esos usos, no es más que metodología de la investigación, otro conocimiento direccionado conocido en muchos saberes y no, como se ha asumido, que es epistemología, porque sería olvidar que la epistemología es una reflexión filosófica de la ciencia, y ésta no se reduce solo en los métodos que se aplican.

Así, digamos que existe el conocimiento como término general, sin una implicación directa sobre si éste es bueno o malo, sólo es un contenido adquirido. Lo que permite o logra que un conocimiento sea correcto, bueno, y por ende enseñado, compartido, divulgado, es gracias a una revisión de éste por medio de su nivel objetivo, su nivel social, su nivel de desarrollo. Porque, de acuerdo a ese origen etimológico de la epistemología (episteme) el conocimiento necesita de una base para asentarse, lo cual es en pro del ser, es decir, de la humanidad, de la comunidad. Por tanto, podemos decir que lo que le da criterio de ciencia es todo aquello que tiene la potencia para construir bien-estar en términos no individuales, sino sociales (civilizadores).



[1] En ocasiones el personal en una academia recurre a un uso de sentido común de un término pero que puede estar alejado de su sentido logrado por las reflexiones teóricas.

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